jueves, 14 de mayo de 2020

FRANCISCO CABEZAS VEGAZO (V)



El día 26 de julio de 1937, al cumplirse el primer aniversario de la muerte del médico jerezano Solís Pascual, se inauguró en su memoria un monolito en el lugar que un disparo de los Defensores le arrebató la vida, en plena juventud, como tantos jóvenes que la perdieron en la Guerra Civil. A la misma hora que llegábamos a la Alameda, después de recoger la fruta de la viña, al mismo lugar donde cayó muerto el joven médico, coincidimos mi padre y yo con una aglomeración de militantes de Falange que escuchaban unas palabras de su jefe enalteciendo la figura del caído. Una vez concluidas las palabras, se cantó el “Cara al sol” y todos los asistentes levantaron el brazo derecho a excepción de mi padre;  mi padre no dejó de levantar el brazo como gesto de desacato, que en aquellos tiempos haría peligrar su vida, sencillamente dejó de hacerlo porque tenía un golondrino. Un jefe o simplemente afiliado a Falange le gritó con tono de reconvención y amenaza:
“¡Francisco, levanta el brazo que te conocemos¡”.
En medio de aquella multitud no pudo informarle de su padecer y tuvo que aceptar la humillación resignadamente. El que gritó era un vecino cuyas iniciales de su nombre y primer apellido eran B.G.

Como mi padre murió en 1973, hago memoria de cuando ya de mayor, pues cuando sucedió el lamentable suceso que precede solo tenía 12 años, así discurrió la conversación: En general, en todos los regímenes tiránicos la supremacía moral es un delito grave; no valen más palabras que las que pronuncian el usurpador o sus acólitos. Lamentablemente para ellos los aciertos de los independientes, aunque económicamente les beneficiaran a ellos, les contrarían porque les quitan prestigio por una parte y por otra porque el déspota se justifica de sus desmanes cuando otros cometen barrabasadas o simples perjuicios sociales. Ello justificaría que cuando se evitó la quema de la casa residencial de los Lobatones, jerarcas del movimiento y dueños se lo echaran en cara y se pelearan con su benefactor. (Cf. mi artículo “La quema de la Casa señorial” )

Otra acción loable fue que se logró frustrar que se quemara la Iglesia.

En su vida pública había logrado otros pequeños éxitos contra los pretendidos fantasmas o contra las supersticiones.           https://prudenciocabezas.blogspot.com/2020/05/francisco-cabezas-vegazo-iii.html  https://prudenciocabezas.blogspot.com/2020/05/francisco-cabezas-vegazo-iv.html

En toda sociedad desmoralizada como la nuestra,  por la falta de altura de mira de los pseudo-jefes, no se comprende ni la generosidad ni el altruismo.
  
Como epílogo triste he de consignar que B.G., poseyendo una novia de toda la vida y que, ya maduritos, desde años juntaban para casarse, a decir de la gente, arrambló con todo el dinero y rompió todo sentimiento y proyecto de hogar.

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