martes, 31 de marzo de 2020

Reflexiones

Reflexiones de Prudencio Cabezas


Por Prudencio Cabezas
Dice un filósofo que más doloroso que la propia extinción, es asistir a la desaparición de la sociedad en que uno se ha criado.
Cuando se comprueba la frivolidad, malevolencia o inconsciencia, o las tres a la vez, con que actúan algunos de los personajes que simulan regir alguna de nuestras Autonomías y que pretenden separarse de las demás regiones que forman la nación española, temblamos; porque tenemos experiencia que la maldad se propaga más fácilmente que la bondad, tememos que se disuelva nuestra sociedad. Es verdad que algunas de nuestras actuaciones en el mundo distaron mucho de haber sido maravillosas; pero hay que considerar que nuestros defectos fueron compatibles con la realización de empresas de suma importancia y gran trascendencia para el mundo, y concretamente para Europa.
            La tozudez suicida, con que actúan nuestros políticos, nos trae a la mente cierta confidencia que nos hizo nuestro amigo y paisano Pedro Zarco Gutiérrez Arrese. En una de las frecuentes visitas, de las que hube que hacerle por mi precaria salud, allá por los años en los que actuaba la banda ETA con la máxima virulencia criminal, cuando era reo de muerte quien discrepaba de su igualitarismo – como todos, esterilizantes -, cuando asesinaba indistintamente tanto a políticos de derecha como de izquierda; cuando a los partidos moderados les costaba encontrar candidatos para simples concejales, fue entonces cuando nuestro amigo que era militante con carnet del Partido Comunista, se personó en la secretaría del Partido Popular, ofreciendo su colaboración para presentarse como candidato a concejal en Vasconia si lo precisaban. Como era presumible en aquellos años de más cerrazón que aún persiste, fue denegado su ofrecimiento.
            Pero lo más lamentable es que ni la izquierda ni la derecha dieron publicidad, dados los enormes medios de difusión que poseen, de este gesto de valor y patriotismo de un hombre para quien la Patria, la colectividad, estaba por encima del interés de su Partido.
            Lo que acentúa nuestra angustia es que aún persiste la estrechez mental de los partidos con la cual fomentan la disgregación de la Nación y hacen más triste y más tenebroso nuestro futuro.
Firmado: Prudencio Cabezas Calvo, nonagenario que vivió la tragedia de la Guerra Civil con plena conciencia.

Gratitud


lunes, 30 de marzo de 2020

Sobre la piel de Ubrique. Prudencio Cabezas


Petaca de la firma "Cabezas Hermanos" 1920
Colección de petacas de Manuel Cabello Janeiro




Por Prudencio Cabezas




Ubrique 24 de Septiembre de 2018 
Sobre la Piel
Los nativos de esta Villa podemos sentir moderado orgullo considerando que situados en un rincón de la provincia, mal comunicado y lógicamente de  difícil acceso, de término reducido y de escasa fertilidad, hayamos creado  una industria que en la actualidad da  empleo a miles de operarios  de ambos sexos exportando sus productos a gran parte del  mundo.-
Hablo de mesurado orgullo porque  confirmando la aseveración de los sociólogos en el sentido “que los pueblos que sobreviven mejor no son los que se adaptan al medio sino los que lo modifican”;  insisto en la mesura de su comportamiento porque nos habla de su conciencia de que todo extremismo es  nocivo subjetivamente e inelegante; porque presupone que es sabedor que los motivos que  determinan toda coyuntura o empresa son muy complejos y que por encima de  todo,  es decisivo el azar.      
Los pueblos de nuestro entorno adaptados o resignados al medio se limitan a sobrevivir o no tienen otra opción que la emigración.-
El precedente de la actual industria de confeccionar de la piel, es la artesanía marroquinera que le proporcionaba el sustento que la naturaleza  no   daba. Limitada casi en  exclusiva  en su mayor porcentaje al mercado interior, sufría las crisis propias de un artículo casi superfluo en una economía autárquica de supervivencia.-La época de menos demanda era el verano cuando  los operarios que no habían hecho previsiones buscaban el sueldo en la recolección de cereales en la campiña o “las corchas”.-
Ha contribuido al actual desarrollo de la marroquinería a más de la destreza de los Ubriqueños forjada de amor a la perfección y a la exactitud, el  hecho universal  del   “crecimiento  de la vida”, cuantitativamente y en riqueza. Ello ha determinado el  aumento del número de mujeres que viven con holgura económica y que lógicamente y por su nueva actividad laboral precisan el bolso que en el pasado estaba limitado a la minoría pudiente.-
Es tal la cuantía de la demanda que permanentemente se necesitan más operarios y cada vez se mecaniza más su elaboración, ahora parcial y que en el futuro cuando se generalice  supondrá el riesgo que corren todas las industrias mecanizadas que fácilmente las trasladan a cualquier punto de la geografía mundial.-Supondrá otra contingencia a superar.

domingo, 29 de marzo de 2020

Señó Sebastián. Cuento triste con lágrimas alegres.



Señó  Sebastián. Cuento triste con lágrimas alegres. 
Procedía de humilde familia como la mayoría de los niños andaluces. Desde muy pequeño hubo de trabajar. Sería principios del siglo XX o postrimerías del XIX. Por aquel tiempo, más que en cualquier otro, la vida decente requería realizar duros trabajos. Carente de medios mecánicos de transporte, el de los animales se efectuaba a través de cañadas, conducidos por ganaderos en caballerías que alternaban a pies. Un día caluroso de primavera sedientos y hartos  de naranjas para calmar la sed, se aproximaron a una casuca, pequeña y mal conservada a pedir agua, donde una mujer, desgreñada y no correctamente vestida se la negó. Al abrir la puerta aparecieron unos chicuelos no mejor presentados. Para suplir el agua con que calmar la sed los conductores del ganado pelaron unas naranjas de las pocas que aún les quedaban. Cuando comenzaban a comerlas los niños arrebujados  mirándolos con tal avidez y ansia de comer aquella fruta que nunca habían  probado, que la idea de satisfacer su necesidad se impuso a su sed y les hizo regalarles las pocas que le quedaban.-
Los niños se apresuraron a mostrárselas a su madre que acongojada por su torpe negativa corría buscando a aquellos hombres que ya habían iniciado su marcha; cuando los  encontró, les pidió perdón y les ofreció agua en un cántaro rebosante que llevaba. Le agradecieron su gesto con este consejo: Mujer, ni el agua que se da sin voluntad calma la sed, ni obras que se realizan  sin ella benefician a nadie.
Corrido el tiempo y cuando la vejez flaqueó sus fuerzas, con los pequeños ahorros que su trabajo le había producido  compró un huertecito que producía las mejores frutas y hortalizas de su entorno. Porque nada fructifica con más abundancia y calidad que las obras del amor.
Pero cuando disfrutaba de su merecido descanso, la aberración monstruosa, de los que no habían cumplido su destino, le llenó de dolor y humillación.-
Sus hijas contrajeron matrimonio con hombres limitados que creían que la dureza de la vida se evitaba quitándosela  a otra parte de la sociedad, que era su causante. Sus yernos murieron en la contienda.
¡Señó Sebastián! Si alguien intentó privarte de tu hombría nosotros la reivindicaremos. Las sociedades sin hombres emulables  desaparecen.
Ubrique  17 de Diciembre de 2018
FIRMADO: Prudencio Cabezas Calvo

sábado, 28 de marzo de 2020

Artículo de opinión

Asistimos a un nuevo renacimiento del fanatismo, la incomprensión y la intolerancia; ello es debido en parte, tal vez principal, a la inhibición de los llamados a atajarlos con su decisión y su ejemplaridad; como consecuencia, vuelven a brotar odios y ansias de venganza. Digo en parte porque como en todo lo humano, en el reverso de la indecisión de unos está la osadía y la arrogancia de los demagogos. Es cosa bien sabida que la gobernación no puede realizarse más que con la colaboración de la opinión pública y cuando una sociedad carece de ella por deserción de las minorías incapaces de estructurarla, su lugar es ocupado por los empresarios de la invertebración y caos de las naciones.
La comprensión del prójimo requiere más esfuerzo y constancia que la simpleza nihilista que niega cuanto difiere de sus utopías, resentimientos o frivolidades. O acaso odie más el resentido el entusiasmo que siente el hombre normal por la vida, con sus tristezas y alegrías y el esfuerzo que requiere de superación permanente.
Cuanto precede me impulsa a repetir el suceso que allá en los primeros meses de 1.945 fue parte activa uno de nuestros antepasados. Ya habían sido derrotados los dos principales aliados de Alemania en su empeño bélico de destruir todo vestigio de la cultura y civilización Occidentales. Como consecuencia, aquellas personas cuyas actuaciones, en el fratricidio español, habían carecido de limpieza, sintieron o fueron víctimas de una hiperestesia de temor de venganza de los vencidos. Provocada por su angustia propalaban calumnias comprometedoras injuriosas sobre personas que habían permanecido imparciales en la contienda; la más frecuente si disponía de una situación económica de cierta estabilidad era atribuírsela a organizaciones subversivas.
Provocados por estos sentimientos, imprecaron a nuestro antecesor, que vivía de su trabajo: ¿de qué vivía?. Exasperado respondió: “En la Guerras Civiles hay en ambos bandos voluntarios y reclutados por los que mandan.- Todo combatiente puede matar pero su terrible acción queda atenuada o pierde toda su gravedad por el hecho que corre el riesgo de ser muerto ; pero quien mata en la retaguardia cualquiera que sea su color es un asesino”.
Nosotros completamos el juicio de nuestro predecesor: quien en la paz propaga el odio, tiene la misma calificación de los que privan de la vida a sus semejantes.-
El odio es como un árbol podrido pero eterno que pretende contagiar y matar a los demás árboles.- 
Firmado: Prudencio Cabezas Calvo

  a mis nietos y sus amigos Debido a la frustración que constituía la normalidad de los niños que tuvieron la desgracia de llegar a la ado...