a mis nietos y sus amigos
Debido a la frustración que
constituía la normalidad de los niños que tuvieron la desgracia de llegar a la
adolescencia a finales de 1939 o principios de la década de los 40, quiso el
azar que el destino pusiera en sus manos la obra nunca suficientemente
ponderada de D. José Ortega y Gasset, a cuya muerte en el año 1955 hizo exclamar
al eximio J.Mª Ansón (discrepante en multitud de temas):
-
”Hemos
de reconocer que nadie le superó en patriotismo”.
Tal vez, de
su ingente obra, a la adolescencia solo le impresionara su maravilloso estilo y
su extrema facilidad para divulgar lo más asequible de su moral que entendió, “La vida del hombre adquiere sentido cuando
se hace de ella la aspiración de no renunciar a nada”. Ello corresponde a
nuestra conciencia. Pero en aquel régimen era imposible realizar nada. Han
discurrido alrededor de 80 años y este pensamiento sigue modelando el nuestro:
el libre ensayo personal nos clarifica nuestras facultades y limitaciones
permitiendo al reconocer las del prójimo, vertebrar nuestra sociedad. Tal vez
la salvación personal y la de la colectividad con la que nos ha tocado convivir
se realice llevando a efecto el pensamiento que figura de lema.